Cuando el Reino de Granada se rindió a los Reyes Católicos, muchos de sus habitantes, los denominados "moriscos", se refugiaron en las Alpujarras y siguieron durante casi ochenta años con sus costumbres, su religión y su lengua. Aguantaron entre sus escarpadas montañas hasta que Don Juan de Austria, enviado especial del Rey Felipe II, acabó con la violenta guerra que existía.
El despoblamiento posterior fue total y hubo que repoblar las Alpujarras con castellanos, pero sobre todo con gallegos y leoneses. Es por ello que los nombres de muchos sitios de la zona —Capileira, Poqueira, Ferreira, Xumpaneira y Pampaneira, por ejemplo— tienen reminiscencias gallegas.
Foto: Beautiful Spain.
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