En el Alcázar de los Reyes Cristianos (Córdoba, Andalucía) conviven los restos romanos y visigodos con los de origen árabe. Tras la conquista de Córdoba por Fernando III el Santo en 1236, el edificio, que formaba parte del antiguo Palacio Califal, quedó totalmente destruido. Alfonso X comenzó su restauración, finalizada durante el reinado de Alfonso XI.
Se trata de una fortaleza casi rectangular con extensos muros de sillares y cuatro torres en los ángulos (Los Leones, del Homenaje, de la Inquisición y de Las Palomas). En el interior, las distintas dependencias están articuladas entorno a patios exóticos con frondosos árboles y bellas y aromáticas flores. Cabe destacar de entre las salas, una pequeña capilla barroca: el Salón de los Mosaicos en la que se exponen piezas romanas. Bajo esta estancia se encuentran los baños de inspiración árabe, tres salas abovedadas con tragaluces estrellados. De los dos patios, el Mudéjar destaca por su belleza, enlosado en mármol y con canales y albercas que permiten el discurrir del agua y refrescar el ambiente. Los extensos jardines que cierran el conjunto dan muestra del esplendor y monumentalidad de este bello alcázar.
Foto: Pueblos de España.
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